jueves, 29 de septiembre de 2005

Chupad el cítrico

El sabio Chawamba solía pasar sus días meditando en la cima de una colina, sentado sobre un risco que daba a un desfiladero por donde corría un río que por las tardes destellaba con el sol y las aves cantaban sus sones. Ahí Chawamba meditaba y contemplaba la grandeza de la creación y se regosijaba y se gozaba y estaba gozoso de lo que veía.

Entonces sus dicípulos y gentes de todas partes venían a Chawamba, a la cima de la colina en donde sabían que lo hallarían para venerarlo y solicitarle sabiduría. Entonces Chawamba los recivía sentado en loto con una cesta de limones a su diestra. Antes de que el discípulo o quien quiera que fuera fuera a pronunciar palabra sobre su inquietud que lo inquieraba Chawamba le inquiría que si era digno. Si el insolente no se humillaba y se retiraba cabisbajo mascullando "no soy digno de Chawamba", entonces el susodicho le desafiaba a que tomara un limón de la cesta, lo partiera y se lo chupara gozoso y regosijado en la agritud dando alabanzas al Creador que lo había creado a él y al limon que se estaba chupando.

Así Chawamba disuadía a la gran mayoría de los aventureros que llegaban en pos de sabiduría. Algunos han dicho que él utilizaba esta estratagema para sacudirse a los pesados que llegaban de tarde en tarde a preguntar boludoces como por ejemplo "Maestro, existe Dios", "Maestro, es ud. Dios", "Maestro, debo invertir en una cámara fotográfica digital o debo quedarme con mi cámara común de 35mm", "Maestro, saldrá campeón Central este año", "Maestro, conseguiré novio". Pero no es así, porque Chawamba se brinda por entero, solo que el candidato a discípulo ha de estar debidamente preparado psicológica y esporitualmente. Y qué es un limón comparado con la amargura de conocer la verdad, la verdad terrenal, la verdad cruda. O tal vez es mejor permanecer en la ignorancia y seguir mirando los lunes el programa de TV del diego.
Luego otros maestros siguieron con esta tradición de hacer chupar cítricos a sus discípulos, pero como el limón era demasiado y nadie lo chupaba y la naranja era muy grande y costoza; optaron por la mandarina que es mas casi simbólica y cualquiera se la chupa.

Por eso os insto a chupar aunque sea una mandarina para al menos ser dignos simbólicamente del alguna cosa que no sea ver el programa de TV de Diego Maradona o si sois valientes tomad el limón o en cualquier caso tomad todos los cítricos y haced dulce con ellos para las tostadas del desayuno.

miércoles, 21 de septiembre de 2005

Parabólica: el carro y los zapallos

Muchos discípulos dicen a Chawamba
- Maestro, mi vida es un despelote, no aguanto más no agunto.
- Maestro, no sé que corno hacer con mi vida, estoy podrido
y Chawamba no tiene una respuesta inmediata como decir 'Haga tal o cual cosa que se le va a arreglar todo' porque el ser humano no es como una licuadora a la que se le rerondeó un engranaje y uno se lo cambia y vuelve a andar. No, el ser humano es un poco mas complejo que una licuadora, y que un motor gasolero e inclusive que un reactor atómico o cualquier clase de máquina.
El ser humano es como un carro al que le van cargando zapallos, pero los trabajadores son muy discuidados en su tarea y cargan la ortaliza como viene sin acomodar. Entonces el carro es un despelote, los zapallos no entran y se caen.

Pero si el carro comienza a andar, puede que algunos zapallos se caigan por el camino, pero los que no caigan solos irán acomodándose dado que el carro está en movimiento y vibra. Al final del viaje los zapallos estarán en perfecto orden.
Por eso Chawamba les dice a sus discípulos: dejad de romper los cocos con vuestros pesares, continuad con vuestras vidas que con el carro andando, los zapallos se van acomodando.
Yo soy Chawamba, el carro que de tanto saltar en el camino se quedó ya sin zapallos.