miércoles, 21 de septiembre de 2005

Parabólica: el carro y los zapallos

Muchos discípulos dicen a Chawamba
- Maestro, mi vida es un despelote, no aguanto más no agunto.
- Maestro, no sé que corno hacer con mi vida, estoy podrido
y Chawamba no tiene una respuesta inmediata como decir 'Haga tal o cual cosa que se le va a arreglar todo' porque el ser humano no es como una licuadora a la que se le rerondeó un engranaje y uno se lo cambia y vuelve a andar. No, el ser humano es un poco mas complejo que una licuadora, y que un motor gasolero e inclusive que un reactor atómico o cualquier clase de máquina.
El ser humano es como un carro al que le van cargando zapallos, pero los trabajadores son muy discuidados en su tarea y cargan la ortaliza como viene sin acomodar. Entonces el carro es un despelote, los zapallos no entran y se caen.

Pero si el carro comienza a andar, puede que algunos zapallos se caigan por el camino, pero los que no caigan solos irán acomodándose dado que el carro está en movimiento y vibra. Al final del viaje los zapallos estarán en perfecto orden.
Por eso Chawamba les dice a sus discípulos: dejad de romper los cocos con vuestros pesares, continuad con vuestras vidas que con el carro andando, los zapallos se van acomodando.
Yo soy Chawamba, el carro que de tanto saltar en el camino se quedó ya sin zapallos.

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