miércoles, 14 de diciembre de 2005

Chawamba y los comerciantes

Encontrábase Chawamba el sabio sentado en el risco al borde su colina en contemplación de la naturaleza y sus maravillas, con mariposas, libélulas y todas clase de bichos revoloteando a su alrededor polinizando las flores de los setos; trinaban las aves y cantaba el arroyo que mojaba la falda de la colina.

Un carro motorizado apareció en la lejanía y se aproximó a la colina deteniéndose junto al puente del arroyo, y emergieron de él dos personas que presurosas subieron a la sima por el sendero.

A poco se apersonaron ante Chawamba aunque solo saludaron haciendo ademanes con sus manos, la que tenían libre mejor dicho, porque ambos tenían una mano ocupada sosteniendo una caja de material pulido al lado de su oreja y parecían hablar con ella, al tiempo que gesticulaban y caminaban en círculos. Chawamba los observaba mientras realizaban esta curiosa rutina, vestían en forma elegante, calzaban zapatos de cuero de animal brillante, pendían de ambos cuellos anudadas cintas de color acabadas en punta. Ambos tenían sus ojos cubiertos con gafas opacas y llevaban portafolios de cuero de animal también.

Al rato ambos dejaron de hacer eso que hacían y se aproximaron a Chawamba tendiéndole la mano y presentándose:

- maestro, venimos a ud. porque es un hombre sabio y sabemos que el mundo está ávido de su sabiduría.
- bienvenidos sean peregrinos. Veo que han venido entonces en pos de sabiduría. - replicó Chawamba.
- en realidad, maestro, hemos visto que ud. con su gran sabiduría representa una estupenda oportunidad de negocios que el mundo no ha de desaprovechar – dijo el hombre que no había hablado antes.
Esto sorprendió a Chawamba que se sobresaltó y permaneció callado invitando a continuar a sus interlocutores.

- así es maestro, piense en este mundo ávido de sus enseñanzas, ¡todos los negocios potenciales que representa! Hemos realizado un estudio de mercado sobre su producto – dijo y metió una mano en su portafolio y extrajo un volumen pobremente encuadernado, y se lo tendió a Chawamba que todavía estaba deglutiendo la última frase ‘su producto’, que lo había terminado de desconcertar. Tomó la carpeta y comenzó a ojear, había términos muy raros escritos: ‘segmento’, ‘mercado meta’, ‘canal de distribución’ y cosas mas extrañas aún. Pensó durante un momento.
Finalmente Chawamba levantó la vista, ofreció té y panecillos a los hombres y finalmente dijo:
- no comprendo vuestro mensaje, desconozco de que hablais -
- ¡maestro! – Apuró a decir el segundo que había hablado – eso es marketing, no me diga que no comprende!. Estamos hablando de vender su producto al mundo necesitado, a cubrir una necesidad real -
- pero cual es mi producto – inquirió Chawamba.
- pues su sabiduría, es un gran producto, de gran calidad, se venderá como pan caliente -
- ¿y porqué vendería yo mi sabiduría? -
- para ganar dinero, y para ayudar al mundo a ser mas sabio, a enriquecerse. Nosotros gestionaríamos la comercialización de su producto y las ganancias serías repartidas en partes iguales – decía al tiempo que saca otro volumen de su portafolio y un bolígrafo – este es el contrato, puede leerlo con calma, tómese su tiempo - apremió uno de los hombres.
- en efecto – prosiguió el primero – hemos pensado ya en varios productos pilotos, pero las variantes y posibilidades son infinitas. Dentro del tipo de bienes tangibles podemos encontrar libros de su autoría, su biografía, reportajes periodísticos, si es necesario disponemos de escritores; amuletos bendecidos por usted; piedras y tierra de esta colina; una línea de aromas con su nombre; posters y calendarios; una líneas de cosméticos …
- como la marca de todos estos productos sería su propio nombre, no será necesario registrarla, aunque nosotros podríamos proponerle un ventajoso acuerdo para cedernos a nosotros los derechos de uso por una módica suma -
- también tendrá su sitio de Internet.
- respecto de los bienes no tangibles encontramos, cursos y conferencias, una programa de TV, su propio talk show que podría competir en horario pico. También estamos pensando en ofrecer visitas guiadas a esta colina. Se pueden abrir restaurantes, teatros, bares y hoteles en este lugar, hay espacio suficiente.
- además se puede incluir todo lo que sea merchandising, remeras, gorras, llaveros, cuadernos, muñecos de peluche, réplicas de su túnica.

Chawamba oía impávido la perorata de estos individuos con gran paciencia y les permitió terminar. Cuando hubieron acabado les dijo:

- hombres, no comprendo como puedo ayudar a la humanidad con todo eso que ustedes planean hacer.
Ambos hombres intercambiaron una mirada rápida y el primero dijo:

- llevar la sabiduría a los hombres es una tarea loable, vea usted todo el caudal de conocimiento que pondremos a disposición de la humanidad - respondió uno.
- si, pero lamentablemente la sabiduría no puede venderse como si fuera un melón en una feria. La sabiduría se trasmite de maestro a discípulo oralmente. Los escritos son para los principiantes y ya abundan escritos de ese tipo para quien los desee.
- pero maestro, no puede ser que diga eso, es usted egoísta al querer guardarse su sabiduría.
- yo no guardo porque no es ‘mi’ sabiduría; el maestro llega al discípulo cuando este está preparado para recibirlo, y cuando el discípulo no tiene mas que aprender, el maestro se retira. Es por eso que es impracticable vuestra idea.
Al oír esto los hombres se perturbaron e intercambiaron miradas de desconcierto. Comenzaron a hablar en voz baja y finalmente el segundo dijo.
- vea maestro, comprendemos que tal vez el porcentaje que figura en el contrato sea demasiado poco para usted, podemos negociarlo.
- me temo que no es problema dinerario – replico vehemente Chawamba – simplemente estoy convencido de que la manera en que ustedes pretenden ayudar a la humanidad es inútil, a lo sumo puede ayudar a ustedes a volverse mas ricos. Nadie será más sabio porque use una túnica como la mía, ni será mejor porque posea una piedra de esta colina -

- y que hay de malo con ganar dinero, no estamos robando a nadie ni violaríamos ninguna ley – se precipitó a decir el primero.
- lo malo es hacer creen a los hombres que son mas sabios o mejores porque han leído un libro o han adquirido un artículo, eso es falso.
Ambos hombres volvieron a intercambiar miradas desesperadas, hablaron en vos baja entre ellos y finalmente uno de ellos dijo
- señor, realmente usted carece de visión – dijo el primero muy molesto
- lamentamos haber perdido tiempo con usted – dijo el segundo con disgusto y gesto de ofensa.
- pero le advertimos que si planea hacerse usted solo con todo el negocio, ya hemos registrado todas estas ideas y deberá pagar regalías.
Tomaron sus cosas y regresaron al pie de la colina, en donde volvieron a subir a su carro motorizado y se alejaron.

Chawamba quedó pensado en estos dos hombres durante un largo rato, nunca había imaginado que tal cosa pudiera ocurrir alguna vez; jamás había pensado en su sabiduría como una mercancía. Y esa frase ‘usted carece de visión’ le impactó. Tal vez sí, carecía de visión, tal vez estos hombres le habían ofrecido a Chawamba una oportunidad. Miró a su alrededor y contempló lo que lo rodeaba, y pensó.

Al rato se puso de pié, tomó una cesta de mimbre y comenzó a recolectar flores de sus setos que él cultivaba y a recoger frutos de los generosos árboles. Luego dispuso estas cosas en una forma decorosa y pintó un letrero en que decía “Verdulería y Florería Chawamba - Rosas, Kalas, Margaritas, Ciruelas, Naranjas”.
En efecto, Chawamba carecía de visión, una visión comercial, pero eso iba en camino de solucionarse

viernes, 2 de diciembre de 2005

Autocomplacencia y Verdad

Estaba Chawamba esa mañana sentado en el risco de su colina absorto en su contemplación, acompasado por el cantar de las aves, y se gozaba y estaba gozoso por el gozo, bañado por el sol que ascendía en su recorrido.

Vio aparecer en el horizonte un grupo de vehículos motorizados que llegaron hasta el pié de su colina y se detuvieron. De ellos descendió un tropel de jóvenes en estado de algarabía y descargaron de sus carros muchos bultos. Luego levantaron tiendas canadienses y encendieron una hoguera en medio del bullicio. Chawamba los observaba desde la altura, gozoso. Vestían ropas multicolores y los barones a pesar de ser jóvenes lucían barbas tupidas, y llevaban gorros y algunos de ellos caminaban descalzos, otros calzaban en sandalias.

Luego un grupo de ellos ascendió a la cima de la colina como delegación del grupo que se presentó ante Chawamba.

- ¡Oh!, sabio señor, hemos venido a ti en busca de tu sabiduría. Hemos decidido dejarlo todo y establecernos a los pies de tu colina para ser tus discípulos. Levantaremos aquí nuestras viviendas porque hemos renegado de la sociedad. Estamos cansados de ser oprimidos por el sistema, queremos la libertad. Viviremos al aire libre con el cielo y las estrellas como techo y aprenderemos de ti. – Dijo uno de ellos que parecía ser el portavoz del grupo.
Chawamba los observaba en silencio, y otro tomó la palabra.
- Si maestro, basta de capitalismo, basta de opresión, queremos cortar las ligaduras que nos unen a la sociedad... -
Mientras hablaba el segundo, Chawamba comenzó a oler un extraño aroma, dulzón, muy raro, que luego observó que provenía de una pipa que una de las jóvenes de la delegación fumaba. También Chawamba comenzó a ver como esta muchacha a poco de dar una bocanadas comenzaba a reír como idiota y sus ojos enrojecían..
- …porque nuestras familias burguesas nos han educado en el individualismos y la opresión, nosotros renegamos de la educación de nuestros padres y venimos aquí a colocar la piedra fundamental de una nueva sociedad…- continuaban hablando estos jóvenes mientras Chawamba los observaba silencio.
También pudo ver como el otro grupo que había quedado en el campamento a los pies de la colina se dedicaba a retozar. Ni bien la primera tienda estuvo en pié, una pareja de jóvenes se introdujo en ella y la precaria construcción comenzó a poco a sacudirse de tal forma que se derrumbó. Otro joven descargó una caja de uno de los carros que contenía botellas y comenzó a entregarlas a sus compañeros.
- … así que le rogamos maestro que nos acepte como discípulos. – Finalmente terminó de decir uno de los jóvenes que habían subido junto a Chawamba, con lo cual este se vio en la obligación de hablar y dijo:
- Bienaventurados los que buscan la iluminación y perseveran porque de ellos serán iluminados, algún día. – Y les ofreció sentarse y beber una taza de té.
Toda la delegación aceptó gustosa salvo la joven de la pipa que caminaba como perdida por entre los setos de flores que cultivaba Chawamba, perecía cazar mariposas invisibles.

- Hombres, y mujeres, creo que la de ustedes es una buena iniciativa, espero que estarán preparados para una dura vida. Deberán cultivar sus alimentos, levantar casas y llevar una vida de ascetismo para poder alcanzar la elevación. Han dicho que renunciaron a todo por propia voluntad, ese es el primer paso, pero habrá otras pruebas. -
Los jóvenes intercambiaron miradas de soslayo al oír estas palabras. Uno de ellos dijo entonces.
- Pero maestro venimos a aprender de usted y a liberarnos de las cadenas del sistema, ¿como cree que vamos a trabajar? -
- Pues como se supone que se procurarán lo necesario entonces – Inquirió el sabio.
- Bueno, nuestros padres nos envían dinero todos los meses, no necesitamos trabajar – dijo uno con tono airado.

- De modo que no piensan trabajar y aceptarán el dinero que les envían sus padres. ¿Pero es que acaso no decíais hace un momento que han renunciado a todo? – Volvió a inquirir Chawamba.
- Si maestro, hemos roto con la sociedad, por eso venimos al campo junto a usted -
- Pero si aceptan dinero de sus padres no han roto con nada, solo vivirán olgadamente sin trabajar en el campo. Deberán renunciar a eso si es que desean romper con al sociedad, deberán romper todo vínculo con lo mundano porque de otra forma no serán dignos. También deberán renunciar a los narcóticos y a las bebidas, y deberán ser castos. De otra forma no podrán ser aptos para recibir las enseñansas –

Los jóvenes volvieron a intercambiarse miradas, uno de ellos se pudo de pié y comenzó a vocear
– Pero usted es un retrógrada, pretende quitarnos todo lo que nos hace la vida mas feliz, pretende acabar con el amor libre y con toda expresión de libertad.

- Si - dijo otro – usted nos quiere encadenar nuevamente, venimos aquí a liberarnos. – Rugió, y los otros comenzaron a ponerse de pié y hacer coro de proclamas.
- Si, viva el amor libre, abajo la familia burguesa.
- Si viva la revolución, basta de cadenas
- Basta de represión, marihuana libre para todos.
Y antes de permitir a Chawamba decir algo más, todos bajaron al pié de la colina voceando sus proclamas en tropel.
La noche que siguió a esto fue ruidosa. Los jóvenes hicieron una gran fiesta en la que se saciaron de excesos de todo tipo. Al día siguiente tomaron todas sus cosas y desaparecieron en el horizonte.


Días después nuevamente vehículos aparecieron en el horizonte, más numerosos que antes. De ellos descendió una multitud, con pancartas, banderas e instrumentos musicales. Se acercaron en masa al pié de la colina y comenzaron a vocear proclamas del tenor de:

- Chawamba burgués.

- Chawamba, gusano contrarrevolucionario.
- ¡Fuera el falso intelectual revolucionario Chawamba!
- Chawamba portavoz del imperio, Chawamba vende patria.
- Chawamba torturador.
Quedóse muy sorprendido Chawamba al observar esta manifestación que comenzaba a ser muy ruidosa, y hacían estallar pólvora y sonaban sus tambores con gran estruendo.. Encendieron fuegos para cocinar carnes e instalaron un escenario en donde mas tarde músicos tocaron música.
- Esta canción es dedicada a los compañeros desaparecidos, ¡Abajo el traidor Chawamba! - dijo uno de los músicos, e inmediatamente comenzó junto con otros a tocar una ruidosa melodía que mas bien parecía el sonido de un yunque el se batido por el matillo.
Otros pintaban mensajes infamantes en contra de Chawamba en las piedras mas bajas de la colina. Varios que vestían como saltinvanquis danzaban al compas del tambor y portaban banderas multicolores ofreciendo su acto en medio del humo de las carnes asadas. Todo un carnaval montado al pié de la colina para agraviar a Chawamba, quien no salía de su asombro. ¿Acaso sus palabras a esos jóvenes habían causado toda esta reacción?


Mas tarde aparecieron mas vehículos en la lejanía, pero estos eran de color azul y portaban luces azules. De ellos emergieron hombres uniformados de azul, quienes con palos y bombas de gas corrieron a la multitud por todo el prado. Algunos manifestantes se refugiaron en la sima de la colina y sostuvieron una batalla campal con los uniformados, pisoteando los setos de flores y espantando a los pájaros que Chawamba amaba.


Así siguieron todo el día y hasta muy entrada la noche. Chawamba se vio obligado a retirarse de la colina por el día y refugiarse en una cueva al otro lado del llano. Mientras justaba leña para encender un fuego y calentarse esa noche, pensaba que no hay ninguna duda de que la verdad ofende y mucho.

Al regresar días después encontró a la colina y sus alrededores llenos de papeles, panfletos y porquerías de toda índole. Mientras limpiaba su risco se dijo que en lo sucesivo evaluaría que porción de la verdad diría a los hombres y que consecuencias podría acarrearle. A algunos es preferible mantener a algunos en su ilusión autocomplaciente por el bien y la tranquilidad de todos.

sábado, 26 de noviembre de 2005

Precaución: verdad desnuda

Estaba Chawamba una mañana radiante en la cima de su colina, en donde solía estar sentado sobre un risco que daba a un desfiladero por donde corría un río que por las tardes destellaba con el sol y las aves cantaban sus sones. Allí Chawamba meditaba y contemplaba la grandeza de la creación y se regocijaba y se gozaba y estaba gozoso de lo que veía.

He aquí un hombre subió a la cima en pos de Chawamba para solicitar de su sabiduría. Tenía un aspecto de gran cansancio y sin mayores preámbulos dijo a Chawamba.

- Gran sabio, vengo aquí en busca de respuestas.

- Di, oh peregrino que incertidumbre aguijonea tu alma, que Chawamba la quitará.

- Tengo esposa hace algunos años, y desde que contraje matrimonio mi relación con ella no ha hecho sino empeorar. Mi esposa cada vez es mas opresiva, no hace más que fastidiarme y no me deja vivir en paz. Si estoy, de pié ensucio el piso recién limpio; si estoy sentado, soy un holgazán. Si estoy en la casa estorbo; si estoy fuera de la casa soy un libertino. Si me alimento soy un cerdo insaciable; pero si no me alimento es porque desprecio el alimento que ella ha preparado. Con esta situación yo me refugio frente a la TV y miro fútbol, y ella me hostiga permanentemente diciendo que no le presto atención; pero si le presto atención es para que ella me hable de las cosas que ha hablado con su madre. Creo, oh, gran sabio que mi matrimonio con esa mujer ha sido un error, soy infeliz. El matrimonio ha acabado con mi vida social y me ha convertido en un ser sin un lugar en el mundo.

Chawamba oyó pacientemente lo que aquel hombre angustiado le contaba. Cuando este hubo acabado y viendo que este hombre necesitaba una palabra le dijo:

- peregrino, el matrimonio es como un hombre que tiene dos cabezas. Di tú que pasaría si un hombre tuviera dos cabezas, ambas pensantes y obligadas a compartir un cuerpo sin posibilidades se separarse nunca.

- Supongo que estas dos cabezas tendrían que pelear por el control del cuerpo para hacer lo que le plazca a cada una.
- Ajá, pero acaso les vale de algo pelear.
- Bueno, la que gane tendrá el control del cuerpo y la otra menos afortunada deberá seguirla.
- Si, pero que clases de sentimientos albergará la cabeza vencida. ¿Será feliz?
- No, odiará a la otra sin duda - dijo el hombre
-Bien, ahora piensa en tu esposa y tu como dos cabezas en un mismo cuerpo - remató Chawamba.

El hombre caviló unos momentos y agregó
- Pero entonces, oh gran sabio, si matrimonio es un hombre de dos cabezas, entonces es un engendro perverso, una monstruosidad deforme, un aborto de la naturaleza. Es algo que nunca debió haber pasado- Concluyó el hombre.
- Bueno, tal vez ... - Respondió Chawamba sin mucha convicción, viendo que el hombre estaba tomando por una línea de razonamiento inesperada. Evidentemente buscaba una forma de justificar una decisión que no era capaz de tomar. Entonces Chawamba agregó – Pero ambos están juntos y eso no puede cambiar.
- ¿Qué quieres decir?- Preguntó el peregrino.
- Que el matrimonio no puede ser disuelto. Lo que Dios ha unido, el hombre no puede separarlo.
- Pero has dicho que el matrimonio es un monstruo deforme- dijo el hombre muy contrariado y repuso - Maestro, has dicho una enorme verdad, todo el mundo debe saberlo.
- Lo que he dicho solo una parábola - Respondió Chawamba.
- ¿¿Una qué ... ??
- Quiero decir que solo estaba dando un ejemplo para que comprendierais, hombre.
- Pero es verdad lo que has dicho, eres un genio y verdaderamente un sabio, un hombre con dos cabezas no puede existir- concluyó enérgico.
- Mediante ese ejemplo solo quería darte a comprender que tendrás que aprender a conciliar voluntades con tu esposa, hombre. No hay otro camino. Porque si tu o tu esposa dominan el uno al otro, el dominado será infeliz y albergará odio y resentimientos en su corazón. Eso es lo opuesto al amor, que es lo que los ha unido ante Dios.
- Pero justamente es por eso que mi matrimonio es algo no puede ser, mi esposa no descansará hasta haberme sometido. Tu lo has demostrado con tus dichos, es la vedad.- Sentenció el hombre.

Era evidente que el hombre ya no pensaba en como recomponer su matrimonio, solo buscaba un excusa para acabar con él. Luego de un rato de discusión bizantina se despidió de Chawamba y trotó montaña abajo como quien ha tomado una decisión. Chawamba se lamentó por haberle dado al hombre los argumentos que necesitaba para decidirse a destruir su familia. Y lo peor del caso era que todos los argumentos era ciertos y la alegoría era perfecta, lo imperfecto es el hombre (y la mujer).

Al día siguiente, unas mujeres subieron a la cima de la colina en donde Chawamba meditaba. Vestían vatones, calzaban hojotas de yute, lucían tocados de ruleros sobre sus cabezas e iban acompañadas de un sacerdote.

- Deseamos hablar con Chawamba, el que se dice sabio- Reclamó una de ellas, con una voz chillona y tono de líder.
- Yo soy- le dijo Chawamba.
- De modo que eres tu quien ha dicho a nuestros esposos que el matrimonio es una cosa monstruosa y que dejen sus hogares. Helos ahí ahora, preparando carnes asadas, jugando fútbol y bebiendo todo el día, sin prestarnos mas atención a nosotras.
-Bueno, no fue exactamente eso lo que yo dije a vuestros esposos que hagan ... - Respondió dubitativo a la vez que iba colocando sus pies en polvorosa, ya que las damas avanzaban hacia él palos de amasar en mano al tiempo que el sacerdote le arrojaba maldiciones.

Mientras Chawamba escapaba de la turba de mujeres que deseaban vengarse de él, reflexionaba, sobre lo torpe que había sido al descubrir la verdad a ante los ojos de un necio; que al contemplar la verdad desnuda a ojos desnudos algunos hombres se contraen, otros van mas allá y la utilizan para hacer el bien; y otros la de forman para conseguir sus fin mezquinos, y de paso tirarse una caña al aire.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Sobre el dinero y el hombre rico

Estaba Chawamba una mañana radiante en la cima de su colina, en donde solía estar sentado sobre un risco que daba a un desfiladero por donde corría un río que por las tardes destellaba con el sol y las aves cantaban sus sones. Allí Chawamba meditaba y contemplaba la grandeza de la creación y se regocijaba y se gozaba y estaba gozoso de lo que veía.

Hete aquí un hombre subió a la cima en pos de Chawamba. Se lo veía muy cansado, mal afeitado, sucio, con sus ropas raídas y estaba desalineado; portaba en su mano un billete de papel moneda del país de alta denominación.

Se acercó al sabio y diciendo:

- disculpe oh buen hombre, sería usted tan amable de darme cambio de este billete – y se lo extendió.

Chawamba tomó el papel moneda y lo examinó, luego dijo

- disculpa hombre, no tengo cambio.

Entonces el hombre prorrumpió en llanto y se arrojó a los pies de Chawamba al tipo que decía.

- oh, señor, ¡¡piedad!! Llevo una semana en la ciudad sin poder regresar a mi casa, durmiendo en los bancos de las plazas, mojándome con la lluvia, alimentándome con restos, sin poder bañarme. Todo porque nadie acepta que le pague con este enorme billete que es todo mi capital. Vine a la ciudad hace una semana con mi último dinero a cobrar una recompensa que me fue pagada con este enorme billete. Y desde entonces he intentado gastar este dinero y nadie quiere venderme nada porque no puede cambiar el billete. No he podido comprar un boleto para regresar a mi casa, ni he podido pagar posada, ni comida. ¡Maldición!, estoy perdido. – contaba el desesperado sin consuelo.

Chawamba lo oía pacientemente. Una vez que calló le ofreció una tasa de té y un panecillo. Lo observó largamente sin hablar, hasta que dijo

- Sin duda, el hombre se ha vuelto esclavo una vez más algo que había inventado para hacer su vida más simple. Tal es así que un hombre rico puede ser el más pobre, en tu caso debido a que no puede usar su dinero. ¿Acaso las criaturas del Señor necesitan de dinero para vivir? Solo toman lo que necesitan de la naturaleza para subsistir y dejan el resto. En cambio el hombre acumula bienes, ya sea por avaricia, ya sea por temor. Llega un momento en que no puede acumular más e inventa el dinero: una moneda representa los bienes que posee o que podría llegar a poseer. Esto es tan cómodo que y no se comercia con bienes, sino que se los cambia por moneda. ¿Qué ocurriría con la humanidad si la moneda dejara de existir? ¿Podría el hombre regresar al trueque? ¿Podría el hombre cambiar un melón por un rollo de paño, o una gallina por un viaje en barco?

En el fondo de la cuestión, lo que el hombre intenta es garantizar su supervivencia, sus necesidades básicas, lo que la tierra da a sus hijos desde siempre. Pero en los burgos, vivir de lo que la tierra da significa comer lo que crece en forma silvestre: basura; abrigarse con lo que natura da, cartones; habitar en donde natura permite: casa abandonadas.

Y si el hombre quisiera volver a la naturaleza verdadera, ¿Podría hacerlo? Si desea a los campos, construir una casa y cultivar la tierra, no hallará un solo rincón del mundo que no tenga dueño, y será arrojado de todo lugar que intente ocupar.

Entonces, que necesita el hombre: volver a los burgos y conseguir dinero. Nada se puede sin dinero, como tú lo has comprobado. Nos consideramos libres porque no estamos tras las rejas, pero estamos presos del dinero.



El hombre que había llegado desesperado y había comido el panecillo que le había ofrecido Chawamba, había continuado con la restante docena de panecillos que aún quedaban en la cesta, y con las frutas del canasto que había a su lado, y había bebidose todo el té. Ya había conseguido saciar al menos su hambre, y ahora miraba perplejo a Chawamba, que había hablado un largo rato ya, y parecía perdido en sus pensamientos que esbozaba en voz alta.

Entonces se puso de pié, miró a Chawamba y a su billete, y dijo:

- Señor, usted es un sabio, tube hambre y me alimentó, tube sed y me abrevó. Ha hablado con gran sapiencia. Pero yo necesito regresar a mi casa y me ha dicho que usted no puede cambiarme este billete…

- En efecto, soy pobre.

- ¿Y de que vive usted? Inquirió el hombre con desconfianza.

- Pues de la limosna. Aquellos que vienen a por mi consejo dejan generosamente sus dádivas.

- Y ¿no sería usted tan generoso de donarme una moneda para poder pagar el trasporte que me devuelva a mi hogar?

Chawamba se sorprendió, no esperaba eso. Nadie nunca, le había pedido dinero, salvo los vendedores de rifas y los traficantes de pimientos y limones. Metió la mano en su bolsa, tomó una moneda y la entregó al peregrino.

- Toma buen hombre.

- Muchas gracias, oh generoso y sabio señor – agradeció, y volvió por su camino.

Solo entonces Chawamba se anotició de que el hombre había comídose toda su comida y había bebídose todo su té, y entonces pensó que los hombres son de carne, y por eso deben atender las necesidades de la carne, aunque los haga cometer actos deshorrosos. Sin proponérselo había alimentado al hambriento, y abrevado al sediento, y prestado dinero al necesitado. Era la primera vez que encontraba una aplicación práctica a su sabiduría

jueves, 17 de noviembre de 2005

Parabólica: la caminata

Ocurrio que en una ocasión que Chawamba dejó la cima de la colina, en donde solía estar sentado sobre un risco que daba a un desfiladero por donde corría un río que por las tardes destellaba con el sol y las aves cantaban sus sones, donde Chawamba meditaba y contemplaba la grandeza de la creación y se regosijaba y se gozaba y estaba gozoso de lo que veía.
Comenzó a caminar a nivel del suelo distraidamente como buscando en qué recrearse y se topó con un camino por donde los hombres transitan en un sentido y en otro, caminantes y cargadores, etc.

Así arribó a un punto del camino en donde encontró a otro hombre que estaba herigiendo un minolito de piedra negra sobre el cual planeaba colocar una estatua hecha a su figura. Entonces Chawamba le inquierió
- hombre, que haces ?
y este le respondió - levanto un monumento.
- un monumento a tu imagen ?
- no es un monumento al hombre
- pero se te parece mucho - le señaló Chawamba
- ¿se puede saber quien eres tu?
- Yo soy Chawamba
- quien ?
- Chawamba, el sabio en la cima del monte.
- Retírese por favor y déjeme trabajar tranquilo
Y Chawamba se retiró ante el amable pedido del hombre quien ya hechaba mano de un garrote, y siguió con su caminata.

Luego pasó por un caserío y vió a un hombre sentado en la entrada de un casa rodeado de críos, 10 o 12, lo cual enterneció a Chawamba tal así que se aproximó. El hombre contaba cuentos a los niños de quienes hacía las delicias. Entonces Chawamba inquirió
- hombre, que haces ?
- cuanto una historia a mis hijos
Y Chawamba notó que los niños vestían arapos e ivan de pies descalsos y volvío a inquirir
- por qué tus hijos visten arapos y van descalsos ?
- porque somos pobres
- y porqué has traido tantos niños al mundo si eres pobre y no puedes proveerles de lo necesario?
- porque alguien tiene que heredar lo poco que poseo
- pero acaso lo que posees tiene algún valor, sabes bien que todo lo material es perecedero.
- ¿se puede saber quien eres tu?
- Yo soy Chawamba
- quien ?
- Chawamba, el sabio en la cima del monte.
- Retírese por favor que nadie le ha invitado- le solicitó al tiempo que soltaba la correa del gran perro que tenía al lado.
Y poniendo los pies el polvoroza, Chawamba retornó al camino y caminó largo rato.

Llegó a las proximidades de una ciudad y encontró a un ejército que la esta sitiando, y a lomos de un gran corcel negro un hombre que parecía ser el general del ejército por su uniforme y porte. Todo indicaba que se trataba de una guerra, lo cual entristecío a Chawamba y le decidió hablar al general
- hombre, que haces ?
- perdón, como dijo ?
- dije, hombre, que haces ?
- diríjase a mi como 'general oh mi general', porque soy el general de este ejército y soy un gran guerrero muy respetado.
- muy bien, general, oh mi general, que haces ?
- estoy sitiando esta ciudad
- para que ?
- para conquistarla
- para que quieres conquistarla ?
- para ganar gloria e imponer un tributo a la ciudad.
- y para que quieres la gloria
- para ser amado y recordado
- pero es que acaso no eres amado, y no te recordarán cuando te hallas extinguido ?
- si, pero quiero ser mas amado y mas recordado aún.
- pero que no ves que la gloria es efímera ...
Y en eso que Chawamba exortaba a este hombre, desde las murrallas de la ciudad sitiada los defensores lanzaron una carga de flechas y comenzon a llover piedras del tamaño de un melón lanzadas desde catapultas; con lo cual Chawamba debió volver a colocar sus pies en polvoroza y volver al camino, aunque esta vez para regresar a su montaña.

Nuevamente seguro y tranquilo en su risco, Chawamba volvió a reflexionar y se dijo, que el constructor del monumento buscaba contruir algo que el tiempo no pudiera destruir; el hombre pobre y prolífico queria dejar algo en la tierra al momento de su muerte y el general (oh mi general) quería la gloria para que su nombre fuera puesto en un placa de bronce. El hombre busca encontrar seguridad de que tendrá continuidad una vez que su vida se extinga y por eso intenta crear algo que lo trascienda. La fugacidad de las cosas y el inexorable paso del tiempo aterrorizan a los seres finitos e imperfectos que somos, como si todos fuéramos arrastrados por un río torrentoso hacia una cascada que acabará con nostros despedazándonos. Desesperadamente intentamos aferrarnos a alguna piedra en el rió que nos haga permanecer un poco mas. Necios somos, el río acabará por arracarnos.
No hay nada que pueda salvarnos de nuestros destino, del polvo venimos, al polvo volveremos.
La única cosa que nos hace dignos es que llevamos a Dios con nosotros, eso es único que logra que podamos trascender; los monumentos que hallamos levantado, las naciones que hallamos conquistado o nuestra heredad no servirán como alegatos a la hora de nuestro juicio.

La humanidad se divide en dos grupos, uno compuesto por los hombres que duermen siesta y otro por los que la pasan de largo. Chawamba se despierta cerca del mediodía.

lunes, 14 de noviembre de 2005

El emperador

Encontrábase Chawamba sentado en el risco de la sima de su colina que daba al pequeño arroyo cristalino en donde las aguas y las aves cantaban y los árboles susurraban al viento. Era de tarde, el carro solar atravesaba el trópico, todo era calma, nadie había subido a la colina a solicitar la sabiduría de Chawamba ese día y el susodicho se entretenía jugando a La Payana.

De súbito, en el horizonte hacia el poniente aparecieron a los lejos varias máquinas voladoras que raudas atravesaban las tierras hacia la colina y conforme se acercaban aminoraban su altura. A llegar a la colina su vuelo era rasante y despeinaron a Chawamba al pasar, causaron un gran estruendo semejante a un trueno del cielo, levantando un gran viento y polvareda que ahuyentó a todas las aves. Desde los bosquecillos y matorrales, abajo y al frente de Chawamba aparecieron varios carros de guerra blindados con cañones montados que andaban sobre orugas, y a sus flancos muchos hombres de a pié vestidos de forma que se confundían con el follaje y llevaban armas de fuego y una raras máscaras con una trompa; todos avanzaban hacia Chawamba, subiendo por todos los flancos de la colina. A la vez, de una gran máquina voladora se arrojaron varios hombres al vacío que luego ralentizaron su caída gracias a unas cometas redondas multicolores. Al también iban equipados de la misma forma que los hombres de a pié.

Llegaron todos a la sima de la colina y Chawamba comenzó a ver como puntos rojos de luz aparecían sobre su pecho y se movían nerviosamente para luego desaparecer. Los primeros en llegar iban arrastrándose desde un arbusto a otro. Pasaron junto a Chawamba y le apuntaron con sus armas. Uno pateó la marmita con té y el brasero y continuaron corriendo. Luego llegaron los carros de guerra que comenzaron a aplastar todo. Y finalmente bajaron otros hombres más extraños que iban vestidos con holgadas ropas blancas y yelmos transparentes. Llevaban unos aparatos parecidos a micrófonos conectados a unas cajas que emitían chirridos y chasquidos y husmeaban todo. Ninguno se detuvo a saludar a Chawamba, quien ya comenzaba a sentirse molesto. Luego cada cual tomó una posición fija, mientras las máquinas voladoras iban y volvían a gran velocidad causando su característico estruendo.

Impertérrito, imperturbable, Chawamba aguardaba pacientemente sentado a que alguno de ellos se acercara al menos a saludarle y tal vez a dar una explicación, pero ninguno lo hacía. Los minutos pasaron pesadamente hasta un nuevo grupo de máquina voladoras apareció, pero diferentes a las anteriores, semejantes a libélulas, tenían cola y paletas. Este nuevo grupo llegó a la colina y una de ellas se posó sobre la sima a algunos metros de Chawamba, el resto quedó suspendido en el aire sobre la sima.

De la máquina voladora que se posó surgió un hombre elegantemente vestido con varios más vestidos de negro que observaban todo. Poco después apareció un vehículo con ruedas del cual bajaron varios hombres con unos aparatos que emitían fuerte luces blancas como relámpagos; llevaban chaquetas con las palabras ‘Prensa’, eran reporteros. Comenzaron a disparar sus luces contra este personaje que bajó de la máquina quien avanzaba muy seguro hacia Chawamba rodeado de su séquito de hombres de negro.

Una vez que llegó a Chawamba, al ver que este seguía sentado contemplándolo impávido dijo con un tono de molestia:

m, - mmmm, ejemmm ….

En ese momento uno de los hombres de negro se colocó detrás de Chawamba y esperó. Pero su jefe le hizo una seña y este se retiró. Volvió a hablar.

- buenas tardes oh gran Sabio, heme aquí en busca de tu sabiduría.

- así sea – respondió Chawamba y añadió – ¿quien eres tu?

- Como? Quien soy dices?, has de estar bromeando...

- No lo estoy.

- Soy el emperador, señor de estas tierras hasta donde alcanza la vista y mas hallá y he venido a ti.

- Lo veo y eres recibido. Tu gente ha pisado mis flores, han espantado a las aves y ha dañado mis árboles, puedo saber a que se debe – inquirió Chawamba.

- Son mi escolta, han asegurado la colina para que podamos tener una conversación en paz. Esto ha sido absolutamente necesario, te lo aseguro.

- Porqué?

- Porque hay muchos que desean detenerme en mi obra redentora – contesto orgulloso el emperador. Mi enemigos se cuentan por cientos y puede esconderse detrás de cualquier arbusto.

- Bien, dime que es lo que te inquieta - apuró Chawamba queriendo apurar el trámite.

- He venido en busca de tu sabiduría Maestro – dijo el emperador a la vez que los reporteros disparaban sus luces – necesito saber si mi pueblo es feliz pero dado que son tantos millones no puedo preguntarles.

- Bien, de acuerdo – dijo Chawamba y meditó un instante la pregunta; luego miró fijamente al emperador y sentenció - para saber si tu pueblo es feliz, debes dejar a tu numerosa escolta y caminar por las calles solo.

- Pero maestro – se precipitó el emperador molesto – si hago eso intentarán asesinarme, soy el emperador.

- Si el pueblo te ama no tienes que temer, el pueblo conoce sus sentimientos hacia sus líderes. Si eres un verdadero líder te acogerán y lucharán para defenderte – se explicó Chawamba

- ¡ Me desafías !, como te atreves – dijo muy molesto – y seguramente conspiras contra mí, ha de ser terrorista y bolchevique, o fundamentalista ecológico, dado que vives rodeado de animales y plantas. Seguramente escondes una guerrilla en este paraje. ¡ Guardias deténganlo!.

Al instante varios hombres cayeron sobre Chawamba y tras maniatarlo lo cargaron a puntapiés en una de las máquinas voladoras sin darle la posibilidad de decir algo. Lo llevaron a una fortaleza y lo dejaron en un calabozo húmedo y hediondo.


En los meses siguientes Chawamba fue sometido a innumerables interrogatorios en los que le hacían las preguntas más absurdas. "¿Es usted terrorista? ¿Planea atentar contra el imperio? ¿Posee armas nucleares? ¿Recluta guerrilleros? ¿Trafica con estupefacientes?" Cada día durante 10 meses Chawamba era colocado en un sillón de dentista y era amenazado con instrumentos de dentista. Pero nada de lo que Chawamba dijo convenció a quienes lo interrogaban, sus respuestas les parecían desopilantes: "Soy Chawamba, el sabio de la montaña" "Solo poseo esta túnica naranja y mis sandalias" "No profeso ninguna religión" "No soy ciudadano de ningún pais" "No me interesa el fútbol" "No sé que es Al-Qaeda".

Finalmente llegaron a la conclusión de que no estaba en su sano juicio pero como no representaba ningún peligro, decidieron liberarlo.


Una vez libre, Chawamba regresó a su colina y la encontró un poco cambiada. Habían construido en la sima una torre de metal de mucha altura y algunas casas. La vegetación se había recuperado pero nadie la cuidaba por lo que abundaban las malezas. Supo luego por un vecino, que la torre había sido construida para extraer aceite de roca las profundidades de la tierra; pero quienes la construyeron la dejaron abandonada al darse cuenta de que no había nada de valor que extraer en ese lugar. Poco tiempo después la colina quedó desierta. La casa de Chawamba había sido convertida en un hotel lujozo pero también fue abandonado por las mismas causas.

Y preguntábase Chawamba que haría con la torre de hierro, muchas toneladas de metal afeando el paisaje y desarmonizando el entorno.

Finalmente mandó desmontar la gran torre y con ellas hizo construir juegos para los niños: toboganes, columpios y subeybajas. Y con el sobrante construyó un puente para que los peregrinos atravesaran el arroyo en la base de la colina sin mojar sus pies.

jueves, 29 de septiembre de 2005

Chupad el cítrico

El sabio Chawamba solía pasar sus días meditando en la cima de una colina, sentado sobre un risco que daba a un desfiladero por donde corría un río que por las tardes destellaba con el sol y las aves cantaban sus sones. Ahí Chawamba meditaba y contemplaba la grandeza de la creación y se regosijaba y se gozaba y estaba gozoso de lo que veía.

Entonces sus dicípulos y gentes de todas partes venían a Chawamba, a la cima de la colina en donde sabían que lo hallarían para venerarlo y solicitarle sabiduría. Entonces Chawamba los recivía sentado en loto con una cesta de limones a su diestra. Antes de que el discípulo o quien quiera que fuera fuera a pronunciar palabra sobre su inquietud que lo inquieraba Chawamba le inquiría que si era digno. Si el insolente no se humillaba y se retiraba cabisbajo mascullando "no soy digno de Chawamba", entonces el susodicho le desafiaba a que tomara un limón de la cesta, lo partiera y se lo chupara gozoso y regosijado en la agritud dando alabanzas al Creador que lo había creado a él y al limon que se estaba chupando.

Así Chawamba disuadía a la gran mayoría de los aventureros que llegaban en pos de sabiduría. Algunos han dicho que él utilizaba esta estratagema para sacudirse a los pesados que llegaban de tarde en tarde a preguntar boludoces como por ejemplo "Maestro, existe Dios", "Maestro, es ud. Dios", "Maestro, debo invertir en una cámara fotográfica digital o debo quedarme con mi cámara común de 35mm", "Maestro, saldrá campeón Central este año", "Maestro, conseguiré novio". Pero no es así, porque Chawamba se brinda por entero, solo que el candidato a discípulo ha de estar debidamente preparado psicológica y esporitualmente. Y qué es un limón comparado con la amargura de conocer la verdad, la verdad terrenal, la verdad cruda. O tal vez es mejor permanecer en la ignorancia y seguir mirando los lunes el programa de TV del diego.
Luego otros maestros siguieron con esta tradición de hacer chupar cítricos a sus discípulos, pero como el limón era demasiado y nadie lo chupaba y la naranja era muy grande y costoza; optaron por la mandarina que es mas casi simbólica y cualquiera se la chupa.

Por eso os insto a chupar aunque sea una mandarina para al menos ser dignos simbólicamente del alguna cosa que no sea ver el programa de TV de Diego Maradona o si sois valientes tomad el limón o en cualquier caso tomad todos los cítricos y haced dulce con ellos para las tostadas del desayuno.

miércoles, 21 de septiembre de 2005

Parabólica: el carro y los zapallos

Muchos discípulos dicen a Chawamba
- Maestro, mi vida es un despelote, no aguanto más no agunto.
- Maestro, no sé que corno hacer con mi vida, estoy podrido
y Chawamba no tiene una respuesta inmediata como decir 'Haga tal o cual cosa que se le va a arreglar todo' porque el ser humano no es como una licuadora a la que se le rerondeó un engranaje y uno se lo cambia y vuelve a andar. No, el ser humano es un poco mas complejo que una licuadora, y que un motor gasolero e inclusive que un reactor atómico o cualquier clase de máquina.
El ser humano es como un carro al que le van cargando zapallos, pero los trabajadores son muy discuidados en su tarea y cargan la ortaliza como viene sin acomodar. Entonces el carro es un despelote, los zapallos no entran y se caen.

Pero si el carro comienza a andar, puede que algunos zapallos se caigan por el camino, pero los que no caigan solos irán acomodándose dado que el carro está en movimiento y vibra. Al final del viaje los zapallos estarán en perfecto orden.
Por eso Chawamba les dice a sus discípulos: dejad de romper los cocos con vuestros pesares, continuad con vuestras vidas que con el carro andando, los zapallos se van acomodando.
Yo soy Chawamba, el carro que de tanto saltar en el camino se quedó ya sin zapallos.